Una persona que puede escribir una larga carta con facilidad, no puede escribir mal.
El 16 de diciembre del 2015 se cumplieron 240 años del nacimiento de Jane Austen, una de las precursoras de la novela romántica. Todavía hoy en día seguimos deleitándonos con sus obras llenas de romanticismo.
Las estrictas normas de la época, la regencia, contrastan con las heroínas de Jane Austen, que adelantadas a su época desafían la autoridad y huyen de los convencionalismos.
Elizabeth Bennet, la protagonista de Orgullo y Prejuicio, es una muestra de mujer fuerte, capaz de adueñarse del corazón del hombre más rico, Darcy, considerado uno de los principales héroes románticos de la literatura.
Mientras ellas son alocadas y apasionadas, como Emma, ellos reprimen sus sentimientos que los atormentan y traicionan, otro ejemplo lo encontramos en George Knightley, representa el sentido del decoro, la responsabilidad, pero también es amable e ingenioso, y se ha enamorado de Emma después de convertirse en amigos, él es su contrapunto, la conoce más que nadie, la entiende y protege.
Porque amar en las novelas de Jane Austen es mucho más que sentir mariposas en el estómago, es ser capaz de dar la vida por el otro, solo de esta manera querer vale la pena, como le sucede a Anne Elliot en Persuasión, cuando se reencuentra con el amor de su vida el capitán Frederick Wentworth. Acostumbrada a ser ignorada por los demás no se da cuenta de los detalles de Frederick hacia ella, en la atención que le presta y en el fuego que salta cada vez que se miran o se rozan, hasta que finalmente ninguna de los dos puede contenerse por más tiempo.
Releer en estas fiestas las obras de Jane Austen es una oportunidad para volver a los orígenes y dejarnos empapar por su ingenuidad y romanticismo, sentir otra vez el capricho de un amor verdadero que perdura en el tiempo.
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